Finalmente, después de dar innumerables idas y vueltas, fui a Tecnópolis. Y verdaderamente me impresionó. En principio, porque me confirmó algo que ya dijimos en otro momento, que parece una perogrullada, pero no toda la tecnología está en las PCs o en los celulares. Y de hecho, Tecnópolis lleva ese nombre, intencionadamente o no, porque lo que ves en un 80 % es tecnología.
Claro, no es la que estamos acostumbrados a ver en una PC, un celular, una Tablet o un GPS… es el resto de la tecnología que existe en el mundo: para extraer petróleo, para dibujar mapas hidrográficos, para calentar pavas usando energía solar… y hasta para hacer demostraciones científicas en forma de juegos para chicos.
De todos modos, la idea no es explicar el nombre del gran emprendimiento, sino su significación, su contenido.
Más allá de las consideraciones ideológicas que se puedan hacer, lo cierto es que haber elevado la Ciencia y la Tecnología a la categoría de Ministerio es muy significativo, así como la repatriación de tantos científicos al país (algunos dicen 400, otros cuentan 800, me parece que para el caso no importa tanto el número. Y Tecnópolis parece una consecuencia casi directa.
Pero ya es tiempo de que lo aclaremos: no es para nerds. Es más, en computación específicamente, es muy poco lo que tiene. Probablemente el paradigma de una exposición para nerds (tal como lo comentamos días pasados con algunos colegas) haya sido Computación 97. Pero ese es otro tema.
Creo que el significado más importante de Tecnópolis se da en el ámbito de la divulgación científica y por eso la exposición está más dedicada a niños y adolescentes, maestros y padres, que a especialistas en ciencia o tecnología.
Hay mucho para ver, efectivamente es muy grande y todavía hay espacios no del todo cubiertos, por supuesto algunos pabellones son más interesantes que otros, los números artísticos vienen bien para descomprimir tanta información y si tenés la suerte (me tocó en el pabellón de YPF) de cruzarte con algún científico con ganas de charlar, seguramente te vas a llevar más de una buena impresión.
Como corresponde, hay muchas cosas para comentar, como que la división en cinco continentes (tierra, agua, aire, fuego e imaginación) es una de tantas organizaciones posibles; es la que eligieron y punto. O que es un poco la biblia y el calefón encontrar en el mismo pabellón un campeonato de robots y al Servicio de Hidrografía Naval, o que la distancia que hay que recorrer desde el estacionamiento hasta el sector de los pabellones es larga y accidentada, pero en definitiva no está mal.
Y, por sobre toda las cosas, me parece que es una herramienta sumamente válida para que los chicos vean la ciencia y la tecnología de una manera divertida. Si eso ya sirve para interesarlos, para que pregunten y se pregunten, Tecnópolis ya cumplió su objetivo largamente.

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

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