Con cuatro días a todo trapo, una locación faraónica en más de un sentido y más de 165.000 asistentes, San Luis Digital fue, probablemente, el evento de tecnología y sociedad más importante del país, en lo que va del año. Se trata de una exposición/muestra/convención organizada por la Universidad de la Punta para mostrar y difundir la agenda digital del estado puntano. Estamos hablando de 235 iniciativas relacionadas con la tecnología digital, 141 stands de empresas y organizaciones, un nuevo enlace de 1,2 megabits con WiFi gratuito en toda la provincia y una penetración de Internet del 80%. Todo esto genera reflexiones, y eso es lo que quiero compartir con ustedes.

Que la movida fue grande, no hay ninguna duda. 60 periodistas no sólo de la Argentina, sino también de México, Chile, Colombia y Ecuador, invitados con todos los gastos pagos, indican que esta vez, el objetivo de difundir todo lo que se hace en San Luis era, quizá, uno de los más importantes. ¿Será porque el Gobernador Alberto Rodríguez Saá está en carrera hacia la candidatura presidencial? En la cena que ofreció a los periodistas, indicó no sólo que las internas justicialistas se dirimirían entre él y Eduardo Duhalde, sino que en el 2012, esta cena a la que asistimos esta vez, sería en Olivos, en un rasgo de irónico optimismo. Lo que charlamos en esa ocasión, lo vas a encontrar muy bien contado por el colega Eduardo Aguirre en Infonegocios.
Aunque el propio Alberto lo niegue, la locación elegida para la expo es, sin duda, faraónica. No sólo por el despliegue arquitectónico de 90.000 m2, construido en 18 meses y a un costo de $ 350 millones —datos correspondientes a la nueva ubicación de la sede del Gobierno Puntano— sino que su propia forma piramidal (“deconstrucción de las pirámides”, según el gobernador) nos recuerdan más a las edificaciones egipcias que a las mayas o incas que supuestamente representan. Se llama Terrazas del Portezuelo y está construida sobre una sierra prácticamente con nada a su alrededor.
Aquí es donde se produjo el cambalache al que aludimos en el título. Entre los más de 140 stands, te encontrabas a un espacio de robótica donde los chicos podían jugar a armar sus propios robots, junto a uno de NetApp (una empresa que vende productos corporativos a clientes corporativos, y donde la promotora no sabía qué hacer con las preguntas de los chicos), a uno de la Secretaría de Inversiones del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, o al de Unitech, empresa dedicada a proveer sistemas a los gobiernos. Claro, en algunos casos, como el de Intel/Microsoft, disponían de XboXes para jugar; en otros casos lo resolvían simplemente montando en una mesa varias netbooks y dejando que los chicos navegaran por sí mismos.
En suma, el abigarramiento de stands tan disímiles uno del otro producía el efecto de biblia junto al calefón… pero no sé si hubiese habido otra manera de hacerlo.
Otras iniciativas no se veían en los stands pero se contaban. Tal el caso del rastreo y seguimiento de vehículos mediante GPSs. O el proyecto Balance Cero (quizá uno de los más originales) en el cual los propios chicos, mediante un soft precargado en sus netbooks, no sólo podían calcular el consumo energético de sus propias casas y las de sus vecinos, sino también determinar cuántos árboles había que plantar para neutralizar el dióxido de carbono expelido a la atmósfera.
Si querés saber más acerca de lo que pasó en San Luis Digital 2010, te recomiendo, por lo menos, tres sitios: El de mi amigo Alejandro Alonso, el de Punto a Punto de Córdoba y el de Sitemarca.
La reflexión —por fin viene— está a tono con una de las discusiones del día. Estamos acostumbrados a leer críticas acerbas sobre el gobierno de San Luis, la forma en que se administra y los “controles” que ejercen sobre las instituciones de la provincia. Y algunos de los emprendimientos hasta podrían justificar los argumentos. ¿Qué hace la reproducción del Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires en medio de la nada? Rodríguez Saá jura y perjura que el turismo ya le amortizó dos veces la inversión. O el caso de un estadio de fútbol en una provincia que no tiene un equipo representativo. Incluso una Universidad que de Universidad sólo tiene el nombre porque no son pocos los que critican que se llame de esa manera a una institución terciaria que sólo entrega tecnicaturas.
Sin embargo, también estamos descubriendo, con mayor o menos lucidez, que los medios de comunicación de nuestro país, nos han estado mintiendo o, por lo menos, no nos han contado toda la verdad. O nos la han contado de manera limitada, tendenciosa, interesada en lograr ciertos efectos políticos.
Y uno se encuentra con un taxista que se queja porque la ciudad de San Luis se inunda a la menor lluvia (lo vivimos personalmente, aunque la lluvia no fue menor) y, al mismo tiempo, otro que está contento porque su familia tiene trabajo y, aunque no ganan mucho, pueden vivir dignamente. Según su gobernador, la provincia de San Luis tiene sólo el 1% de desocupación y ganó las últimas elecciones con el 85% de votos a favor. Cifra que provoca dudas, por cierto, pero por más que le restemos un par de decenas, sigue siendo una aprobación popular importante.
Entonces, resumiendo algo que ya se puso largo, me resulta difícil creer que San Luis es el paraíso que su gobernador asegura que es, pero al mismo tiempo, cada vez creo menos en la prensa que describe a la provincia como un feudo brutal. Algo en el medio de todo tiene que acercarse a la realidad más que lo difundido.
Y mientras tanto, ellos siguen y crean y proyectan un plan modelo de inclusión digital, que contempla alumnos de escuelas, choferes de micros, estudiantes de carreras técnicas, inversión empresaria y cualquiera con un equipo que tenga capacidad WiFi. Y eso no es poco.

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

2 comentarios en «San Luis Digital 2010: La biblia junto al calefón»

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