Al margen del Conectar Igualdad del gobierno nacional, hay proyectos particulares en otros distritos. Uno de ellos en el Proyecto Quinquela, llevado a cabo por la Ciudad de Buenos Aires y basado, por lo menos en su piloto, en netbooks ExoMate con Windows XP y RXart. Tuvimos la maquinita un par de semanas como para testearla, pero lo cierto es que, más allá del equipo, lo importante es el programa en sí.

Hablar de la ExoMate es sencillo. Es el modelo más básico de Classmate fabricada por Exo con la licencia de Intel, la x918. Tiene un Atom N270, 1 GB de RAM, un disco de estado sólido (creo que de 8 gigas particionado en dos) y doble booteo con Windows XP y RXart.
Digo que es el modelo más simple porque el que originalmente nos había mostrado Exo viene con un monitor de 8,9 pulgadas rotatorio y sensible al tacto y una webcam giratoria. Ésta no tiene nada de eso.
Desde el punto de vista tanto del hardware como del diseño, no hay nada que objetar. Sólida, provista de una manijita como para llevarla como si fuera un portafolio, con un teclado chico pero suficiente para los dedos de un chico de 5 a 13 años (eso sí, con el mismo problema de distribución que señalamos en su momento para la Síragon).
Con el software la cosa cambia. No tengo muy claro cuál es el objetivo del doble booteo. Windows XP es conocido, los chicos que no lo tienen en la casa, casi seguro que lo ven en el cibercafé (auch, me está empezando a sonar vieja esta palabra) y se conecta de una a cualquier red inalámbrica (la de mi casa, por ejemplo.
RXart es un Linux nacional con un escritorio KDE modificado como para que sea parecido a Windows, pero no sé porqué, no estaba bien configurado. Los íconos de OpenOffice apuntaban a cualquier lado y fue imposible conectarse con la red porque no la detectaba.
No tuve oportunidad de conectarme con un servidor del maestro por ninguno de los dos sistemas operativos (esto no fue un problema del equipo. Simplemente no tenía disponible un servidor…) así que no pude decir si las aplicaciones son semejantes o no.
Lo cierto es que el obstáculo más importante que encontré —y que justifica que me pregunte porqué el doble-booteo) es que desde un sistema operativo no se ve el sistema de archivos del otro. O sea, lo que guarde el chico en una partición, no se va a ver desde la otra.
Quizá este tipo de inconvenientes llevó a Eduardo Thill a anunciar, en la Biblioteca Nacional, que las netbooks de Conectar Igualdad iban a llevar Ubuntu.
De todos modos, a lo que quiero llegar, es que más allá del equipamiento y de su calidad de configuración, lo relevante es el Proyecto Quinquela.
Es un proyecto de Informática Educativa llevado a cabo por el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo una prueba piloto de marzo a mayo, en 6 escuelas primarias (dos de ellas de educación especial y una, hospitalaria), con un alcance a 800 alumnos y 70 docentes.
De acuerdo al informe que me alcanzó la profesora Laura Corvalán, “La prueba piloto cumplió satisfactoriamente los objetivos de la etapa de implementación” y con una recepción “marcadamente positiva”.
Se entregaron las computadoras a los alumnos, y se complementó la entrega con reuniones con los padres y los docentes. Crearon, además, la figura de Facilitadores Pedagógicos Digitales, encargados no sólo de interactuar con los docentes en el desarrollo del programa sino también de hacerse cargo de resolver los problemas relacionados con el equipamiento (por ejemplo, mal funcionamiento de la netbook).
“Las aplicaciones y actividades menos utilizadas son el mantenimiento y la reparación de equipos (27%), el software para la creación de páginas web (23%) y el sistema operativo Linux (23%)” es otro párrafo del informe que da cuenta de lo que sospechamos cuando hicimos la revisión: Linux es muy poco usado y las razones pueden ser tanto la extrañeza (se conoce mucho menos que Windows, por más que viene disfrazado), como las dificultades técnicas o, simplemente, el desconocimiento, especialmente por parte de los docentes. De nuevo ¿cuál sería, entonces, el fin de tener un doble booteo?
Algunas de las experiencias recogidas en este informe hablan de acciones de apropiación de las netbooks (pegarles autoadhesivos, cambiar el papel tapiz o el protector de pantalla), aumento de la responsabilidad (que termina extendiéndose también al resto de los útiles escolares), disminución de situaciones de violencia, mayor participación y aprovechamiento de Internet como recurso exploratorio y extensión del aprendizaje fuera del contexto escolar, entre otras.
En síntesis, el informe habla de todos los aspectos positivos: buena recepción, satisfacción de padres, docentes y alumnos e incentivos en la búsqueda de material, como ejemplos.
Sería deseable mencionar o describir los programas didácticos o recursos pedagógicos aprovechados con las netbooks, especialmente aquellos casos en los cuales no se pueden llevar a cabo sin estas herramientas digitales.
Pero claro, cuatro meses es poco tiempo para evaluar el verdadero efecto de la presencia de las computadoras en las clases. Esperamos, dentro de un tiempo, poder tener más datos.
En esta página tenés información sobre el Proyecto Quinquela.

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

3 comentarios en «Las netbooks y el Proyecto Quinquela»
  1. Un objetivo que se me ocurre bastante evidente sería introducir a gran parte del universo estudiantil en el uso de software libre, gratuito y de construcción comunitaria. Un trabajo que debería haber empezado hace mucho y en todos los ámbitos (instituciones de gobierno, colegios, bibliotecas, hospitales, etc).
    No me cabe duda de que es un avance. Puede que algunos profesores no capaciten a los chicos en Linux, pero al menos ahora es muy notorio que «algo le está faltando saber al profe».

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