Una de las puntas sobre las que se conversa (no la única, of course) cuando se habla de e-goverment es el acceso a las distintas instancias de una administración a través de Internet. Poco a poco los gobiernos municipales, provinciales y nacionales van agregando, a sus respectivos sitios web, herramientas para comunicarse con y desde el gobierno. Así, hay cada vez más páginas o minisitios que permiten hacer trámites online. Pero claro, una cosa es que el sitio exista y otro, distinto, por cierto, es que funcione. Y la experiencia que tuve con el sitio de la Dirección General de Rentas del GCBA me hace preguntarme si la manera en que funciona un sitio web refleja la manera de administrar o de gestionar de una repartición publica.
La historia es así: no me llegan a casa las patentes de mi auto. Entonces entré en buenosaires.gob.ar a fin de averiguar qué pasó con esas patentes, si se pueden imprimir y pagar. A través del buscador (que ya de por sí es complicado, porque junto con la palabra clave que buscás, por ejemplo “patentes”, tenés que aclarar a qué repartición te referís… ¿y si no sabía yo que era la Dirección General de Rentas?), encontré una opción que decía “Consulta de saldos on line e impresión de boletas”. Supuse que sería esa, hice clic y entré.
El instructivo explica en qué consiste el servicio y cómo se accede. Te dice que tenés que ingresar en el sitio de la Dirección General de Rentas. Hacés clic y el browser intenta abrir la dirección www.rentasgcba.gov.ar/web/index.htm.
Empezamos bien, la dirección no se abre. Pensando en que sería un error temporal, lo dejé e intenté al día siguiente… y al siguiente. Como tengo algunas horas de vuelo por Internet, me puse a explorar la página del instructivo y me encontré, debajo de todo, los datos del “organismo responsable” o sea, de la Dirección de Rentas. Sitio web: www.agip.gob.ar. Hice clic y entré. Donde se suponía que me iba a llevar el link anterior.
Ahí fue más fácil. Un cartel que dice Impresión de boletas, pagos y consulta de saldos te lleva a la página de trámites online. Elegís entre ABL y Patentes (no es una página intuitivamente fácil de decodificar, pero se puede) y hacés clic en el lugar indicado.
Fácil: ingresás el número de dominio, el dígito verificador y un CAPTCHA. Difícil: tuve que seguir ese procedimiento tres días seguidos para que dejase de darme error y pudiese acceder a los PDFs de las boletas.
Descubrí la razón por la que no recibía las boletas: una dirección vieja. Debo dejar constancia de que cuando hice la transferencia, cambié expresamente la dirección postal durante el trámite en el Registro de la Propiedad del Automotor. Se ve que las bases de Rentas y de RPA no se cruzan…
Por suerte, oh… había una opción para hacer el cambio en línea del domicilio postal. Ingresé contento como cuando “si me mandan al banco” (sólo los viejos como yo pueden captar el chiste). En el formulario piden el CUIT, número de dominio, dígito verificador, número de motor y CAPTCHA. Nada más fácil. Y difícil: nuevamente error.
O sea, deberé probar dos o tres días más a ver si entra, y si no, deberé ir a un CGP o a Rentas para dar el cambio de domicilio.
Fijate que mi derrotero pareció la versión digital del trámite del arbolito (de nuevo la referencia nostalgiosa) o, para que lo entiendan las nuevas generaciones, parece la versión online de la burocracia.
Se supone que un sitio web, un espacio online para hacer trámites te debería resolver los asuntos mucho más rápido, fácil y eficientemente. A mí por lo menos me resolvió uno ni tan rápido ni tan eficientemente y otro quedó en gateras. Está bien, no levanté el upite de la silla, no tuve que tomar un transporte para ir a una oficina a que me digan que me falta el formulario quichicientos o el documento tal, pero tiempo perdí igual.
O sea, ¿será que la burocracia de una administración pública sobrevive en su versión online?