(Por Daniel Aisemberg*) Habitualmente, las Pymes requieren los servicios de una consultora en informática, con el objetivo manifiesto de que se les brinde desarrollo y soporte en sistemas. Esto se debe a que, la mayor parte de las empresas pequeñas y medianas, no cuentan con un departamento propio para atender estos temas, como sí sucede con firmas de mayor envergadura.

Lo cierto es que con un socio tecnológico adecuado, las empresas en crecimiento no sólo pueden resolver aspectos internos sino que además pueden, por  ejemplo, detectar nuevas oportunidades de negocios a partir de un adecuado uso de la información (Bussines Intelligence).
Y este socio también puede apoyarlas en todo el ciclo de implementación de sistemas, como por ejemplo, de un software de gestión de clase mundial, y minimizar los posibles riesgos tecnológicos que puedan  surgir, del estilo de demoras en la implementación de plataformas  tecnológicas o pérdida de información.

Pero para lograr una exitosa reingeniería de los procesos, optimizar  la cadena de suministro y mejorar los proyectos de organización, es imprescindible contar con una asesoría eficiente, que además debería analizar los puestos de trabajo, competencias y gestión del  conocimiento en las organizaciones.

Las asesorías tecnológicas, al igual que cualquier otro servicio de consultoría externa, deben alinearse con los objetivos de  negocio, en un ida y vuelta que enriquezca ambas estrategias: la de negocios y tecnológicas.

Para las consultoras que trabajamos en el área de las Pymes, el gran desafío no  sólo se basa en brindar a las pequeñas empresas los recursos tecnológicos, sino también en capacitarlas, mediante una asesoría personalizada, respecto de los beneficios que conllevan estas herramientas para  mejorar su producción: la posibilidad de modernizarse, aumentar su eficiencia  y crecimiento, garantizándoles un retorno de inversión (ROI) adecuado.

La asesoría también sirve para que la empresa aprenda a aprovechar de mejor manera los recursos tecnológicos e impulsar el rendimiento empresarial, alcanzando los valores estratégicos a largo plazo y optimizando los procesos de negocio para mejorar los resultados de  toda compañía.

Es por esto que el asesor informático hoy ya no es sólo un asesor del  área contable sino que forma parte de la dirección de las compañías, y se deben potenciar servicios tecnológicos muy especializados, que se  ajusten a las necesidades de las pymes y no los que, tradicionalmente,  se han puesto a su disposición.

¿Cómo elegir a este consultor, que será un socio estratégico con el que la Pyme va a trabajar en forma muy unida durante todo el tiempo que dure el proyecto?
A la hora de seleccionarlo se deben tener en cuenta una cantidad de cuestiones que tienen que ver con su experiencia profesional, pero también con su condición de empresa y hasta con su calidad humana. ¿Qué debe priorizar, y cuáles son los aspectos que debe considerar para elegirlo como socio?

  • En primer lugar, es necesario que la empresa elegida tenga un profundo conocimiento del área en la que la empresa se desarrolla. Cada sector tiene especificidades, y no es lo mismo implementar un sistema para una empresa del sector gráfico que para una pesquera. Si el «socio» conoce el sector, sabrá de antemano las particularidades que debe atender.
  • Que tenga referencias de sus pares, y experiencia en proyectos similares. Siguiendo el punto anterior, lo ideal es consultar a empresas colegas sobre una cantidad de aspectos que no están en el brochure de ninguna consultora, pero que son fundamentales para determinar la calidad del servicio que brinda. Por ejemplo: cómo los atendieron, si cumplieron con los plazos y condiciones pactados, cómo reaccionan ante pedidos fuera de programa, cómo manejan situaciones críticas, cuál fue el proceso ante incidentes, etc.
  • Quién será el interlocutor con la Pyme, como cliente. Aquí es importante definir si la estructura y funcionamiento del consultor permitirá que la empresa cliente tenga acceso a socios y/o dueños, en caso de necesidad. Hay empresas con las que se puede hablar de dueño a dueño, y la respuesta es muy diferente (sobre todo en cuanto a los tiempos) a la que podría obtener cuando el interlocutor depende de una gran cadena de responsabilidades.
  • Que tenga respaldo internacional porque, de este modo, podrá facilitar el enlace con otros países, mantenerse actualizado en las últimas tendencias del negocio, etc., pero al mismo tiempo una mirada local, que le permita comprender aspectos de la idiosincrasia argentina que pueden influir en el negocio, el trabajo y en los resultados de la aplicación.
  • Que sea una empresa sólida y con trayectoria. Usted va a elegir a un socio de negocios, por lo que es importante su solidez como empresa, y su trayectoria profesional.
  • Averigüe que cantidad de consultores tiene la empresa en el staff a nivel local, y cómo están calificados. Hay empresas que certifican a su personal mediante un examen e, indudablemente, esto brinda una garantía de idoneidad profesional.
  • Su prestigio. Analice si la empresa contribuye con la industria: participa en Congresos y Convenciones, si su staff publica artículos, si es reconocida en el sector, si tiene partners de calidad, etc.

Muchas empresas en crecimiento necesitan apoyo en el proceso de incorporación de tecnologías, ya que no tienen tiempo de realizar diagnósticos de oportunidades en su negocio y requieren una visión  más objetiva de las situaciones. Además, la información con que cuentan muchas veces no está  correctamente estructurada  y sólo se utilizan para solucionar  problemas concretos. Un socio adecuado podrá orientarlas en el uso de la informática en planteamientos globales o estratégicos, para capitalizar al máximo su potencial como recurso.

* División consultoría de Evaluando ERP – www.evaluandoerp.com

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

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