(Por Rubén Borlenghi) Visitar una multinacional no es cosa de todos los días. Visitar una multinacional argentina que aspira a cotizar en el NASDAQ puede ser aún más complicado. Pero en este caso, tuvimos un guía locuaz y un técnico explicador que contestó la mayoría de las preguntas. Lo que no es poco. Si sos desarrollador, leé despacio, si estás en marketing, seguí leyendo…
La reunión fue en el Globant Tech Park, cerquita en la punta sur del Aeroparque. Nos recibió Guibert Englebienne, que luego de presentarse como Charming Technical Officer, nos contó eso de la idea de cotizar en el NASDAQ en un plazo no muy lejano, ahora que los del Gartner colocaron a Globant entre los Cool Vendors List, y el MIT y la Universidad de Harvard los tomaron como Caso de Estudio. Frase aún más impresionante: “…hemos sido ubicados entre los 10 mejores desarrolladores de software del mundo…”
Y luego de indicar que la compañía ya tenía más de 2700 empleados, de los cuales 700 fueron reclutados en este año, que habían desarrollado el juego FIFA 2010, “el juego más vendido de la historia”, empleando más de 400 game testers (cerquita mío había un cafetómano que se hubiese prendido en el testing, creo…); después de dar un esquema de la filosofía y estructura de trabajo de la empresa, con mucho trabajo colaborativo y laboratorios; de indicar, como al pasar, que los portales de Disneyworld o Travelocity también los habían diseñado ellos; de marcar el peso de la empresa en desarrollo de software, diseño, usabilidad e innovación; de mencionar (como de costadito) las Hackaton, donde juntan cerveza, pizza y jóvenes desarrolladores para enfrentar (a los desarrolladores) con un desafío de programación… que les permite enterarse de quiénes son los más avispados y… bueno, algunas veces, tal vez, reclutarlos; después de todo eso, el Charming le dio lugar en la mesa a Hernán Pentimalli, que en los papeles es el Mobile Software Technical Manager, pero fue descripto como “…parte de la Premier League, experto en Mobile…” Y era cierto.
A Hernán (sin duda) le gusta definir, jerarquizar, explicar y estructurar (no es raro, dado su oficio) y su presentación, además de muy cordial, pasó por todas esas fases. Luego de definir la tarea del desarrollador como la de quien modela objetos y acciones de la vida real, caracterizó al software móvil, y (me parece) al hardware donde éste reside: está donde los hechos pasan, es ubicuo, es personal, está conectado y es contextual. Luego entró de lleno en “la revolución iPad” (así la llamó) y mientras aparecieron los susodichos adminículos y dejamos de hacerle caso a Hernán, creo recordar que lo definió como una nueva clase de dispositivo: “la PC de los que no necesitan PC”, además de indicar que es masivo (será por lo barato), tiene touchscreen que funciona realmente bien, alta definición… Y de verdad me costó dejar el iPad sobre la mesa.
Me gustó otra definición de Hernán sobre las PC: que comenzaron como máquinas de producción, luego se las empleó para el entretenimiento, y ahora para la socialización, pero más me interesó su caracterización de los puntos de vista o expectativas que hay sobre el software para equipos móviles: los usuarios esperan tener la misma calidad de servicio en diferentes aplicaciones, también quieren que el manejo de las diferentes aplicaciones sea similar; las empresas que no hacen software, sino que lo encargan, se acercan a los desarrolladores “porque sienten que tienen que estar ahí” para que su marca no sufra; de paso la aparición del iPad (nos dijo) hizo que muchas empresas se replantearan su “estrategia móvil”; las empresas periodísticas están viendo cómo hacen para transformar en ingresos su contenido (eso lo oigo hace años…) y luego se hizo una mínima pasada sobre los diferentes Book Readers y sus diferencias de usabilidad con el iPad.
La tercera pata de esta ecuación (los otros eran los usuarios y las empresas consumidoras de soft para móvil) son los desarrolladores, que se enfrentan a la encrucijada de programar aplicaciones nativas (aprovechando el 100% del rendimiento del hard y del sistema operativo, pero quedando preso de las características del dispositivo) o aplicaciones para web, donde se hace un desarrollo, para múltiples dispositivos, y hay que trabajar con diversidad de navegadores. Según parece, un ingeniero de Android les pontificó: “si la podés hacer para web, hacela web; después, hacela nativa”, lo cual viniendo de ese palo parecía cantado…
Como verán, reunión cargadita de contenido. Encima, se tocó el tema del control del hardware desde la web, tema peliagudo si los hay (por la in-seguridad, recordalo), y entre las varias docenas de preguntas que Hernán contestó, voy a la última. Sobre la curva de aprendizaje al aprender a programar para iPad: se necesitan unas dos semanas, y es más fácil hacer las aplicaciones y corregir bugs que programando para Android o Windows Mobile.
En suma, muchos datos, estrategias claras, conocimiento abundante, y el Charming cerró la reunión demostrando que sabía usar las dos acepciones de esa palabra, que valen tanto en inglés como en español. De la segunda me cuidará el sentido común, espero.