Como sucede casi habitualmente desde hace algunos años, la verdadera innovación sigue ausente de la amplia cartera de ofertas de las empresas TICs, mal que les pese a los departamentos de marketing que ya no saben de qué disfrazar(se) ante la profusión de (no) novedades por parte de los departamentos de tecnología. Sin embargo, no hay que descartar tan livianamente el trabajo invertido porque, si bien no hay (casi) nada nuevo bajo el sol, lo cierto es que lo que no decae es la creatividad y eso solo ya es un mérito de la industria.

Según un viejo dicho de cuya fuente nunca pude dar fe, el marketing es “el arte de promocionar un producto que no sabías que existía para una necesidad que no sabías que tenías”.
Sólo en este contexto se pueden entender frases como las que descerraja el informe de Intel: “Los consumidores pasarán de hablar sobre el manejo de su consumo de energía a controlarlo realmente” o “las nuevas tecnologías para vehículos están atrayendo un interés enorme” o “Los consumidores se enamorarán de la primera ola de computadoras conscientes del contexto o perceptuales”.
Veamos un poco estos conceptos: el manejo de energía no es ninguna novedad y eso está fundamentalmente apalancado por los gigantescos consumos de energía que hacen los datacenters y las compañías con usos intensivos de tecnología, más que por el consumidor final. Un deseo corporativo que se proyecta en la población general.
De la misma manera, los automóviles de alta gama, los que suelen portar las últimas tecnologías, son dirigidos a un segmento de la población de alto poder adquisitivo que, por definición, es minoría en la casi totalidad de los países (pongo el casi porque no sé si no existe alguna isla donde el poder adquisitivo sea uniformemente alto). O sea, nuevamente un deseo de una minoría proyectado a la masa.
Y no digamos “los consumidores se enamorarán” porque esa seguridad no la tiene nadie. Es más, estoy seguro de que ni Steve Jobs imaginaba el “enamoramiento” de los fanas de Apple con los iPads.
Por eso, la mayoría de las así llamadas predicciones que uno puede encontrar en la mayor parte de los artículos que salen si uno googlea “predicciones 2011” o “top 10 technologies for 2011” son bastante coincidentes en varios temas, ninguno de los cuales es una novedad propiamente dicha.
Los tópicos más relevantes son los que se han venido discutiendo desde hace algunos años: cloud computing (ya está más en la etapa del “¿cómo?” que en la del “¿qué?”con sus variantes, cloud pública, privada e híbrida,), virtualización (de la misma manera, hablamos de virtualización del desktop, del storage, del servidor…), las nuevas variedades de las amenazas ya conocidas (botnets en alquiler, phishing, malware dinámico, targets muy específicos, etc.), nuevos factores de forma (ahí hubo una novedad, pero no es exactamente tecnológica: el iPad abrió un nuevo segmento de producto que no existía e inmediatamente unos cuantos se subieron al tren; veremos el año que viene cómo se planteará la competencia entre las distintas “tabs”), movilidad (donde se mezclan smartphones, Android, netbooks, ChromeOS, tablets… más sus vertientes sociales, con Facebook y twitter a la cabeza, y las empresarias, con los clientes móviles de ERP, CRM, etc.).
La mayor parte de las discusiones, en el fondo, tienen más que ver con el negocio, con la rentabilidad, que con la tecnología involucrada. Cada vez hay más ofertas en la nube (desde redes sociales basadas en geolocalización hasta CRM son demand, pasando por los juegos, aplicaciones tipo Google Docs o Aviary, etc… sin contar el “viejo” ASP) pero no tienen, con excepciones, modelos claros de rentabilidad.
Y también están, porqué no decirlo, las predicciones por segmento. Así, encontramos las 7 predicciones sobre Open Source de PCWorld (con énfasis en Android y en los conflictos de Oracle con el open source), las Top ERP predictions for 2011 de Computerworld y todas las Security Predictions que salieron de cada uno de los vendors más y menos conocidos; El Microsaurio ya escribe sobre eso.
Quizás la verdadera asignatura pendiente es la innovación. Como hemos dicho en más de una ocasión, la industria se dedica a persistir en la huella de lo que ya existe, en lugar de pensar maneras nuevas de resolver los problemas. Si un procesador no es suficiente, agregamos dos, o uno con dos o cuatro o más cores; si el espacio de almacenamiento no es suficiente, ponemos más discos, o tratamos de aumentar la densidad de la información; si la resolución no es suficiente, aumentamos los megapíxeles… y así siguiendo.
Esperemos —no puedo dejar de tener mi cuota de ingenuidad— que alguna empresa nos sorprenda en el 2011 con algo verdaderamente innovador aunque, para ser franco y honesto, lo dudo…

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

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