(Por Rubén Borlenghi) Arrancó el lunes (y termina hoy) la sexta versión del Congreso Internacional de Biometría de la República Argentina, con los imaginables saludos de las autoridades y una impresionante lista de personalidades internacionales y locales invitadas. Este Congreso promete transformarse en una fuente de información (y formación) importante en esta parte del mundo, le pese a quien le pese. Y le ha de pesar a más de uno, pero eso lo dejo para el resumen que redactaré cuando el Congreso termine. Vamos por el principio, lo cual es más lógico.
El lunes, jornada dedicada a saludos protocolares. Ocuparon el estrado en coqueto salón de macizo hotel de la calle Posadas (ese que tiene nombre con reminiscencias seudoVegas), el Jefe del Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández; Eduardo Thill, Subsecretario de Tecnologías de Gestión de la Jefatura del Gabinete de Ministros, y Pedro Janices, Director Nacional de la ONTI, Oficina Nacional de Tecnologías de Información.
Ese estrado se pobló luego de una espera bastante larga, dado que había que aguardar al jefe de gabinete. Llegó, saludó al público y arrancó vinculando la biometría con un recuerdo de Juan Vucetich, que hace unos 120 años marcó un hito importante en la historia de la investigación criminalística:
Había tomado las impresiones dactilares a una veintena de reclusos, y afirmó que podría identificarlos fehacientemente. Menuda afirmación, en el reino del entonces exitoso (y francés) Sistema Bertillon que impulsaba la identificación mediante medidas de diferentes partes del cuerpo, especialmente cabeza y extremidades.
Fernández pasó, de recordar a Vucetich, a comentar un avance en la identificación de los ciudadanos argentinos que arranca en los recién nacidos, a quienes a partir del próximo año les serán tomadas (por escaneo) las impresiones de las plantas de los pies. Sabemos que el sistema no es novedoso, pero la extensión de este procedimiento, exento ahora de entintado, y en todos los hospitales del país, sí es novedad. De acuerdo al Jefe de Gabinete “estamos a punto de obtener el 100% de la población registrada biométricamente”.
De los datos históricos y el esbozo estadístico pasó a las definiciones, señalando que “la biometría es la más noble herramienta de identificación
(…) con la herramienta biométrica se garantiza la inclusión social…” (lo cual lo llevó al lema del congreso, Biometría para la inclusión social) y continuó con la mención del Decreto 1776 que crea el SIBIOS (Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad), flamante de la semana pasada. Se refirió luego a la importancia que ha cobrado este sexto congreso de biometría, donde se reúnen expertos de 18 países, pasó a mencionar que aunque falta mucho por completar, en Argentina se ha llegado a los 11 millones de documentos de identidad con datos biométricos completos (huellas de los 10 dedos, más imagen de la cara, en archivos digitalizados), y en unos dos años se completará la recolección de datos y provisión de documentación biométrica a toda la población, “y esto es todo argentino, sin pagar un peso de consultoras, y con su personal” (acá se refería a los agentes de diferentes organismos de la Administración Pública). Luego de los cual, y de recordar que Eduardo Thill es un recién casado, declaró formalmente abierto el Sexto Congreso.
Tantos elogios nunca vistos
Si, el ambiente estaba entre distendido y enumerativo, no cabe duda. El nombrado Eduardo Thill, a quien le pasaron el uso de la palabra, señaló que apenas le quedaba tiempo, y que ésa era la idea; y resumió con “…si hemos crecido en la implementación y capacitación, fue por el gran apoyo recibido (…) en estos ocho años tuvimos la posibilidad de capacitarnos con los mejores, y nuestra meta es dar herramientas a cada ciudadano, para impedir que alguien tome la identidad de otro…” También recordó la incorporación, en la Carta Iberoamericana, del tema de la identificación biométrica del ciudadano. Probablemente quería seguir, tal cual es su costumbre conocida desde que asisto a estos congresos u otras reuniones, pero para ser el primer día, se contuvo.
El último en hablar fue Pedro Janices, que fue aún más breve, y además de bosquejar la actividad a desarrollarse en el congreso, agradeció el esfuerzo y dedicación del equipo de trabajo que está detrás de los detalles de la reunión.
Y acá hago una nota aparte: en pocos congresos escuché (luego de muchas horas de conferencias) tantos elogios, por parte de expositores extranjeros, sobre la organización de una reunión internacional de este tipo. Lo que no es poco.
Los ejes no son de la carreta
La concurrencia (más de trescientas personas) aplaudió, desde el estrado los invitaron a pasar al salón del coctel, y yo me dediqué a revisar la lista de las presentaciones.
Hay tres ejes:
- Tecnología y sociedad (investigación orientada a problemas sociales)
- Hacia la transformación (administración de recursos del estado para el servicio biométrico)
- Políticas públicas (en torno a las políticas de seguridad nacional y regional)
Eso en cuanto a la orientación del Congreso. Sobre los participantes y sus temas: vinieron Bradford J. Wing, Coordinador de Estándares de Biometría del NIST, el instituto de estándares de EE UU; Mark Branchflower, jefe de la unidad de dactiloscopia de INTERPOL, y en las primeras reuniones pude escuchar a la jefa de la policía de fronteras de Estonia, al comisario que es el planificador de los sistemas de clasificación dactiloscópica de la policía federal alemana, al ingeniero que diseñó el control biométrico en las fronteras de Bosnia-Hezegovina (te imaginás lo que es esa frontera, ¿sí?) o al ejecutivo francés de la empresa que proveerá a la India de… algo más de mil millones de documentos de identidad con elementos biométricos.
Tanto material se merece más espacio, así que la seguimos en la próxima nota.
¿“Biometría para la inclusión social“ y para qué más?
El título parece querer hacernos creer que sólo para eso se va a usar.
Y ponele que les creas: que estás convencido de que no sólo ese gobierno, sino todos y cada uno de los funcionarios que tienen acceso a estos datos son santos inmaculados, que sólo los usarán para el bien, como Batman.
¿Y el próximo gobierno? ¿Te imaginás esa base de datos en manos de los líderes de nuestra última dictadura militar?
El potencial de abuso de este tipo de bases de datos es tan grande, que la única protección que tenemos es no permitir que existan. Igualito que el Anillo: es demasiado poder, y el poder corrompe.