(Por Rubén Borlenghi) ¿Cuán inteligente puede ser una tarjeta? Mucho, dependiendo de quiénes estén detrás de ella, tecnológicamente hablando. En este caso, no se trata de una sino de muchos modelos, dentro de un esquema de fabricación que comprende casi todos los componentes físicos, más el software. El problema, claro, es venderlas.

No es un negocio con muchísimos proveedores. Al contrario, es tal el cúmulo de controles gubernamentales que hay que pasar, más los requisitos que ponen las multinacionales financieras, que los jugadores son pocos. Esta semana visitaron Buenos Aires dos ejecutivos de una de esas empresas y pudimos enterarnos de aspectos técnicos y empresariales muy variados.
La empresa es Athena, con centrales en Israel y Japón, y quien la presentó a la prensa local fue Diego Laborero, gerente de producto regional de Macroseguridad, un muy importante proveedor mayorista de elementos y sistemas de seguridad para comercio electrónico. Los visitantes eran Joshi Fuchs, vicepresidente de desarrollo de negocios de Athena, que trabaja desde Israel, y Camilo Vaquero, director de ventas para Latinoamérica e Iberia con base en Madrid.
La presentación, que afortunadamente no incluyó ningún ppt, se realizó en un ambiente muy distendido y cordial, y luego de ver varios modelos de tarjetas con chips y los conocidos tokens para uso bancario, y algunas tarjetas diseñadas especialmente para funcionar como comprobantes de garantía de artículos de lujo (relojes de alta gama, por ejemplo), pudimos enterarnos de una característica (la indiqué ahí arriba) que distingue, según parece, a esta empresa entre algunas de sus competidoras: se hacen cargo de la producción de la mayoría de los componentes físicos de sus productos, además de desarrollar el software que se inserta en ellos. Lo cual, afirmaron, les permite garantizar un nivel elevado y homogéneo de calidad.
Algunos datos a destacar:

  • Este tipo de tarjetas contienen todos los elementos para identificar y autenticar (no es lo mismo…) a un determinado usuario. Lo cual permite que empleándolas ese usuario firme de manera digital un documento electrónico (contrato, factura…) con los derechos y obligaciones que genera un documento convencional firmado físicamente sobre papel, mientras la legislación local lo contemple.
  • Esta empresa ha provisto tarjetas de empleados al Wells Fargo Bank, tanto para el acceso físico a los edificios como para autenticarse en sus puestos de trabajo. Esto permite un control muy granular de la fuerza laboral, en tiempo real.
  • En varias regiones administrativas italianas, se introdujeron tarjetas para ciudadanos (unos 14 millones en total), que habilitan para diversos actos de e-government o pagos de transporte público, además de contener archivos médicos personales.
  • Costa Rica emplea productos de esta empresa para orquestar un sistema de tarjetas de uso bancario, mediante las cuales se realizan trámites online, con una implementación escalonada que tiene como objetivo su uso por parte de todos los clientes de todos los bancos de ese país.
  • Entre los productos descriptos había uno del tamaño de una memoria USB, con navegador web incluido, preparado para operar en condiciones de seguridad óptimas mediante código contenido en una partición protegida por contraseña. Este elemento (parece) posibilitaría operar empleando cualquier PC conectada a Internet como interfase de red, sin riesgos.

Observación final: los ejecutivos estuvieron de visita en la ONTI, y me quedó como tarea para el hogar una averiguación. Dentro del rango de elementos que provee este tipo de empresas… ¿cuántos productos similares, de diferentes fabricantes, están homologados para su uso en nuestro país?

Por Ricardog

Periodista científico especializado en tecnología. Médico en retiro efectivo.

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