Al día siguiente del anuncio entusiasta de Microsoft de que liberaría código para el kernel de Linux bajo la GPL, se conoció algo más del argumento por el cual tomó la decisión de hacerlo. Y, como suele suceder en estos casos, no tiene nada que ver con las intenciones declaradas en la manifestación oficial de la compañía. Más aún, no sólo no es gatopardismo —por suerte— sino sólo lisa y llama supervivencia o, para ser menos dramáticos, para que nadie diga que metieron la pata.
Tal como comentamos ayer, el 20 de julio se conoció la noticia de que Microsoft liberará el código de tres drivers bajo la licencia GNU v. 2. Se trata de un conjunto conocido como Linux Integration Components, que le va a permitir a cualquier distro que los utilice, correr con el máximo de performance dentro de una máquina virtual Hyper-V.
También habíamos terminado nuestro editorial con esta frase: “sólo el futuro dirá si el movimiento que acaba de hacer Microsoft es honesto y sincero o sólo un poco más de gatopardismo.”
La buena noticia es que no hubo gatopardismo en las intenciones de la Bestia de Redmond al liberar el código. La realidad es peor: según este artículo de The Register, lo que hizo la gente de Microsoft fue levantarse y salir corriendo, después de sentarse sobre una estufa encendida.
Según Gavin Clarke, el autor de la nota, “Después de que Redmond se hubiese cubierto a sí mismo de gloria por abrir el código, ahora parece que simplemente actuó para evitar cualquier vergonzosa disputa legar sobre violación de la GPL. El resto, concluyó Clarke, es teatro”.
¿De qué habla este hombre?
Resulta que, aparentemente, el que gatilló todo el proceso que llevó a la liberación del código, es Stephen Hemminger —es el principal ingeniero en Vyatta, un vendor de productos de red open source, aunque se llama a sí mismo “plomero de redes”— quien, tal como cuenta en su blog, había descubierto que los drivers de Hyper-V, tal como estaban en su momento, violaban la GPL al vincularse estáticamente con binarios cerrados, algo que la GPL expresamente prohíbe. Para resolver esto, Hemminger llevó la cuestión a Greg Kroah-Hartman —el responsable del Linux Driver Project de SuSE Labs en Novell— suponiendo que por su “(demasiada) cercanía”, Novell podría influir en Microsoft para resolver el entuerto.
El propio Greg terminó reconociéndolo a la propia Mary Jo Foley, de quien habíamos extraído la noticia ayer, que el 22 publicó “Los cerdos vuelan bajo” (en referencia a su artículo anterior, que se llamaba “Los cerdos vuelan”). En la nota, Mary Jo reentrevista a Kroah-Hartmann quien, en intercambio de mails, confirma la exactitud de lo que Hemminger había escrito en su blog.
Volviendo al artículo de The Register, Clarke escribió: “Microsoft lo llamó ‘ruptura de lo ordinario’, un ‘hito significativo’ y un ‘ejemplo principal’ de que la demanda del cliente es un ‘poderoso catalizador’ del cambio. En realidad, parece que Microsoft metió la pata y terminó haciendo lo correcto… sólo para evitar un vergonzoso problema legal”.
Termina diciendo: “Este episodio va a ‘probar’ a los escépticos que en Microsoft simplemente no se puede confiar y que tiene cosas que esconder”.
Yo agregaría que cualquiera que utilice un lenguaje vehemente y lleno de adjetivos superlativos, después de haber hecho campañas en contra con igual ímpetu y utilizando las mismas herramientas, seguramente tiene cosas que ocultar o, por lo menos, sobre las que dudar.