Si hay algo positivo que siempre sostuve de Microsoft, es que es un excelente fabricante de hardware. Todos mis mouses son Microsoft, por ejemplo. Aunque muchos de sus productos no tuvieron éxito comercial (recuerdo un equipo de sonido USB que era muy bueno pero muy caro), lo cierto es que siempre compartieron un buen diseño, alta calidad y robustez en la terminación y, sobre todo, superior funcionamiento. Por eso, desde mi punto de vista, la presentación de la tablet Surface es una noticia para considerar.
Todas las otras tablets del mercado provienen de reconocidos (y no tanto) fabricantes de hardware a excepción, probablemente, de la de Google que, de todos modos, todavía no salió. Por eso me gustaría detenerme en la Surface de Microsoft del modo en que no lo hice con las otras (excepto, por supuesto, la Gateway, que tuve la ocasión de testear).
Al margen de las cualidades técnicas del dispositivo y del sistema operativo, creo que en este lugar caben otras reflexiones que me gustaría compartir con ustedes.
Cuando Viewsonic presentó sus tablets, entre otros productos, a fines del año pasado, Salvador Crespo justificó la existencia de tabletas con Windows con el argumento de que muchas empresas lo requieren por la compatibilidad e interoperabilidad con la cantidad de Windows y sus aplicaciones instalados en las empresas.
Sin embargo, como señalamos en otro artículo en el que citábamos un análisis de Gartner, una tablet con ARM y Windows 8 no sería compatible con aplicaciones legacy lo que, ahora lo sabemos, obligaría a las empresas a comprar la versión “cara” de Surface, que viene con Intel Core i5.
El modelo más “chico”, el que viene con Windows RT, es el que tiene un procesador ARM de Nvidia, pantalla 10,6 pulgadas Gorilla Glass y capacidades de 16 a 64 gigas, más ranura para microSD y puerto USB 2.0
El otro, el de Windows 8, viene con la misma pantalla pero tiene un procesador Core i5, capacidades de 32 a 128 gigas, ranura para tarjetas microSDXC, USB 3.0 y salida de video Mini DisplayPort.
Y un detalle adicional: una cubierta que viene con un teclado físico integrado.
La del primer caso es una tablet típica como las que vienen con Android, con la desventaja de que las aplicaciones de Windows no podrán correr en ella, así como tampoco las cientos de miles desarrolladas para el sistema operativo de Google. Digamos, entonces, que le va a resultar difícil competir mano a mano con las otras, sobre todo sabiendo que Android es un sistema abierto, con miles de desarrolladores creando aplicaciones y soportes de distintos tipos de archivos multimedia. Y, para los nerds, hasta tienen la capacidad de rootear, lo que significa, una buena cantidad más de control sobre el dispositivo.
La Surface Windows 8 Pro, en cambio, enfoca a la otra tablet en pugna, la por lejos (por ahora) victoriosa iPad, que ya va por su tercera reencarnación.
En síntesis, Microsoft va a tener que remar mucho. Con la excepción de la Playbook de Blackberry, las tablets vienen con Android y tienen, prácticamente, el mismo hardware, con sólo leves diferencias que pueden estar en la versión del sistema operativo instalado, en la resolución de pantalla o en los puertos. La diferencia la hacen, fundamentalmente, el software y los servicios. Surface ARM tendrá que ofrecer bastante más que lo que ofrecen Acer, Lenovo, Toshiba (y siguen las firmas) para ser considerado.
Lo mismo sucede con la iPad y Surface Windows 8 Pro. Además de haber establecido un formato y un nombre, la tableta de Apple está cada vez más entre los dispositivos preferidos de la tendencia BYOD. Hay quienes aseguran que la iPad es la principal responsable de esta tendencia y no son pocas las empresas que desarrollan sistemas corporativos, que lanzan clientes para iOS, no porque la iPad sea numéricamente significativa, en términos de cantidad de dispositivos en el mercado, sino porque es la preferida de altos ejecutivos que no son muchos, pero son demandantes.
Microsoft tiene una historia de crear “ecosistemas” de funcionamiento bastante fluido entre sus desarrolladores y canales, con lo cual se suelen asegurar una buena cantidad de aplicaciones que ya funcionan en sus sistemas operativos apenas salen. Por otra parte, no son pocos los analistas que sostienen que el objetivo de Microsoft al crear una tablet, no es obtener ganancias con ella, sino, simplemente, posicionarse y tener una oferta más para agregar a un portafolio de otros productos.
Vamos a ver si estas condiciones son suficientes para que Surface pueda ser contendiente más en la batalla por las tablets.