Hola Richard,
Cuánto tiempo no? pero como verás sigo leyendo tu medio.
Quería hacer algunos comentarios respecto a lo que publicaste hoy de fabricar vs ensamblar.
Es cierto que acá cuando se habla de fabricar computadoras, normalmente
se hace referencia a juntar partes importadas, con lo que el agregado
de valor local no es muy importante. Obviamente que sería mucho más
interesante que se realicen en el país todas o al menos algunas de las
etapas que incluyen ingeniería, diseño y si nos ponemos a soñar un
poco, por qué no I+D. Pero como vino la historia reciente de nuestro
país, hemos quedado a años luz de diseñar un microprocesador o un disco
rígido. Es desalentador recordar que en los años 50 Argentina le
exportaba electrónica a Japón, así como por aquellos años fuimos el
cuarto país en el mundo en poner un ser vivo en el espacio y hasta
teníamos una fábrica de aviones.
Debemos ser justos también con la producción local de bienes informáticos, ya que tiene dos componentes que no dejan de ser interesantes en un país como el nuestro: genera puestos de trabajo y le permite a las empresas desarrollar una trayectoria tecnológica que tal vez les permita llegar a etapas de mayor valor agregado en la cadena. Tengamos en cuenta que los productores argentinos pasaron de armar clones sin marca ni control de calidad a generar marca, certificar ISO, producir notebooks y hasta alguno se produce sus memorias. Tal vez con tiempo y algún incentivo, puedan mejorar aún más e incorporar mayor valor agregado local.
No olvidemos también que existe una interesante industria electrónica nacional que fabrica equipos de telecomunicaciones, de electromedicina, soluciones de energía, y muchas cosas más, que también van generando sus propias trayectorias tecnológicas y en estos casos muchas de las etapas de ingeniería y diseño se realizan localmente, así que podrían perfectamente complementarse. El problema es la escala, no es rentable producir aquí un celular que los chinos producen por millones, pero la tecnología y la capacidad están.
Con todo este revuelo que se armó con el impuestazo, y acorde a la idea que desde CEIL siempre tenemos, no sólo nos quejamos, sino que proponemos cosas. Por eso estamos trabajando en un proyecto de ley de promoción de la industria electrónica, donde se apoya tanto a unos como a otros, por la importancia que cada uno tiene, pero intentando además alentar la incorporación de conocimiento nacional. Partimos de la idea de los procesos que realiza cada empresa, y en función de la cantidad y agregado de valor de los mismos, ir graduando el beneficio que se obtiene. Ya hemos hablado con algunas cámaras colegas y con algunos políticos y hasta el momento a todos les gusta la idea… esperemos poder concretarla.
Besos, Fabi
Ing. Fabiana Cereseto
Un gusto saber de vos, Fabiana. Lo que me parece es que no es ningún desdoro decir que ensamblás. El ensamblado es una tarea digna y respetable como cualquier otra. Lo que me molesta es que se utilice la “fabricación” como un argumento de marketing, porque queda mejor que decir que ensamblás. No es raro que se deformen las palabras o se les atribuya un valor distinto al que tienen sólo porque confieren una mejor imagen. Tampoco me parece, y esto es, por supuesto, totalmente discutible, que fabricar una funda o imprimir un manual de instrucciones sea suficiente para considerar al producto “Industria nacional”.
Tenés razón en que podés hablar de fabricación o de industria nacional cuando le agregás valor a un producto, pero ¿es suficiente traducir un firmware para ser considerado industria nacional? ¿es suficiente flashear una ROM y empaquetar una notebook en una caja para decir que agregás valor y, por lo tanto, fabricás?
Por ahí una de las cosas que convendría proponer, ya sea en la ley o en la reglamentación, son los criterios —pero de manera sensata, of corrss— para considerar algo fabricado o simplemente ensamblado.