(Por El Microsaurio) A ver si te das cuenta de cuánto valen tus datos. La avidez de las empresas relacionadas con los “sitios sociales” es grande, y apenas comenzó a mostrar las uñitas. Detrás de los problemas de Google Buzz y una que otra tormenta en un vaso de agua de Facebook, hay algo muy claro: cuidate de las configuraciones por defecto. La que te cuento es fresquita (esta semana).
Según pude leer en el Blog de Facebook (sí, ellos tienen un blog, y te convendría leerlo más seguido) el desarrollador e ingeniero de software Alex Li está muy contento por el último chiche: la conexión del Perfil de usuario a las “community pages”.
De acuerdo a su descripción, “…cuando usted visite nuevamente su página de perfil en Facebook, verá una caja con texto que le recomienda Páginas basadas en sus intereses y las afiliaciones que usted ha agregado previamente a su perfil…”
Lo que sigue es buen verso marketinero, que impulsa al usuario a adherirse, como “…los Perfiles no son más unas listas estáticas de agrados e intereses; ahora son mapas vivientes de todas las conexiones que a usted le interesan…”, pero al menos el ingeniero Li cumple en avisar (prestá atención…) “…recuerde que las páginas de Facebook a las cuales se conecta son públicas; usted puede controlar qué amigos pueden ver las conexiones listadas en su perfil, pero podría de todas maneras aparecer en las páginas que incluyó en su lista (…) si usted no quiere aparecer en esas páginas, simplemente desconéctese de ellas haciendo clic en el link correspondiente en la parte inferior izquierda de la página…”
A ver, juguemos a los silogismos.
Premisa uno: tus datos, el contenido de tu perfil, todo lo que escribís en Facebook, es propiedad de Facebook y puede ser visto por los empleados de Facebook… o por sus máquinas (no sé qué es peor).
Premisa dos: para el sistema interno de Facebook no hay contenido reservado y contenido público. Todo, todo lo que escribís está ahí.
Consecuencia elemental: un clic distraído metido donde no corresponde, y se publicará lo que no corresponde.
Consecuencia paranoica: ¿y si el clic lo decide la empresa, porque alguien quiere comprar algunos millones de preferencias sobre fútbol, por ejemplo?
Espero que te caiga bien el desayuno.